Personas, planeta, propósito


El contexto avanza, el mercado evidentemente evoluciona gracias a las personas y la pandemia trajo consigo nuevas reglas sociales que las marcas deben asimilar e incorporar. En muchas de nuestras reflexiones hablamos de las estrategias en branding vehiculizadas para las marcas, el significado de las experiencias y sobre todo la importancia de la marca en un organismo empresarial. En este caso vamos hacer una reflexión, análisis y evaluación de cómo el propósito, el planeta y las personas son ahora la nueva teoría de las 3 P, y cómo afectan a las estrategias de branding, las experiencias y a las marcas. 

Los hábitos de consumo se vieron afectados por la entrada de la nueva normalidad, el duro golpe de la implementación de los medios digitales como puente para las relaciones personales, profesionales y comerciales, impusieron una nueva manera de asimilar la realidad; la presencialidad ya no es sinónimo vinculante de profesionalidad, agilidad, eficacia o inmediatez, lo que por consiguiente nos trae que la presencialidad es un sentido voluntario, indicador directo de interés, lo que a su vez nos lleva a la revalorización del tiempo como principal moneda intangible. ¿Cuánto tiempo quiero dar? ¿Cuánto tiempo me interesa estar aquí?

Personas

En este entorno redefinido vemos la importancia de siempre poner a las personas primero, y es que son éstas las que hacen que una marca crezca, tenga impacto y por ende sea referente; el factor humano es el principal activo tangible de cualquier marca, es la cara empática y solidaria de un organismo empresarial. Las empresas donde los jefes son villanos, donde en los medios cargos prevalece el ego y los trabajadores de base no se sienten valorados, son las empresas que tienen los días contados. Vivimos en la era donde la política de cancelación gracias a internet tiene un impacto cada vez más relevante, las empresas que no piensan en el bienestar laboral de su equipo, que a su vez no ven a su equipo como personas, no pueden esperar una implicación, ni mucho menos ver aplicados los conceptos que hacen crecer la experiencia de marca. El común denominador será la tónica de se hace porque toca hacerlo, no porque se crea. 

Planeta

Vivimos en comunidad en un espacio llamado planeta, y este contenedor es cada día un factor de relevante discusión en cualquier medio. Estamos finalmente pasando del mensaje de que más allá de aprender a reciclar, debemos primero aprender a consumir. Combustibles fósiles, excesivo consumo de carne, obsesión por la fast fashion, hiper digitalización, entre muchas otras, son problemáticas que se están poniendo sobre la mesa para evaluar su impacto en nuestras vidas y su directa relación con el entorno. Este pensamiento nos está haciendo crear poco a poco una mentalidad más consciente acerca de lo que nos rodea y el impacto que generamos.

Las marcas por su lado, tienen el deber de incorporar métodos para reducir su huella medioambiental, grandes corporaciones están limitando viajes innecesarios, evitando el uso del combustible en traslados a las oficinas, estableciendo protocolos de residuos y obviamente reemplazando materias que contaminan por su equivalente sostenible. Esta mentalidad es la que va a perdurar en este entorno redefinido y sobre todo la que va a regir en el mercado, será el filtro para poder comercializar cualquier ítem y sobre todo será un factor de evaluación para cualquier usuario que adquiera un producto o servicio. 

Propósito

Aquí yace el vínculo de cómo establecer conexiones emocionales con una marca. Hoy en día el valor de las marcas reside en su potencial intangible, es este carácter el que va directamente relacionado con el nivel de impacto que puede tener en la sociedad y por ende en las personas. El propósito es la clave desde la cual cada usuario siente afinidad con una marca, esta percepción intangible de valores aunada al estilo de vida es la fórmula para construir una comunidad sólida de usuarios. 

Tener un propósito sólido y claro es la base de toda marca, ésta es la guía que necesita la marca para establecer sus valores. El equipo trabaja día a día con esta idea como brújula de navegación y para los usuarios este es el filtro por el cual se compra o no una marca. Estas marcas transparentes y honestas con sus usuarios, con una conciencia medioambiental y social que abogan por un camino claro, sin matices grises y que abogan por crear valor y crecimiento generando conocimiento propio, son aquellas marcas que tienen un propósito consecuente, son las que podemos reconocer como coherentes. 

Estos tres apartados son lo que el mercado define como las 3 P. Esta visión es la que define una smart brand, una marca que entiende su punto de inflexión en la sociedad, que muestra empatía por el entorno y por las personas, que hace bandera de sus valores y que crea un ambiente cohesionado entre usuario y marca. Y es ésta la finalidad de todo.

Si quieres más información acerca de nuestra metodología y los procesos de capacitación de marca, desarrollo y consultoría de proyecto o programas de auditorías, por medio de un email a manager@brandcelona.com, te podremos enviar toda la información para ampliar tu visión acerca del diseño como medio para alcanzar objetivos empresariales.

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